OPINIÓN
Distribución del ingreso: hipocresía universal
El Gobierno quiere políticas focalizadas, por la terrible concepción de que debe existir dependencia o cooptación de voluntades.
Por Fernanda Reyes*
Qué paso con la justicia social? ¿Dónde quedó la distribución del ingreso? En el anuncio la Presidenta argumentó que los trabajadores asalariados, solidariamente, deben ayudar a los desocupados, razón por la cual este programa va a ser financiado con los recursos de la ANSES. Nuevamente, este Gobierno tergiversa la verdadera función que tienen los aportes de los asalariados, que es el pago de las actuales jubilaciones bajo nuestro sistema, que es el de reparto. Pero la situación es peor, paralelamente declara que la renta financiera no debe ser gravada porque esto generaría repercusiones negativas en el sistema financiero. ¿A quién defiende la Presidenta? No modifica el regresivo sistema tributario que hoy perjudica a las clases bajas y medias, y mantiene los increíbles beneficios que actualmente tienen los sectores más concentrados de nuestra economía.
Terminemos con la hipocresía, con el falso debate. Hoy el Gobierno quiere continuar con políticas focalizadas, decisión que no tiene que ver con la falta de recursos presupuestarios, sino con la terrible concepción de que debe existir algún grado de dependencia o cooptación de la voluntad de los otros. Ésta ha sido la base de construcción de poder en la Argentina, que otorga como dádiva aquello que es un derecho y lo usa para beneficio propio. No existe mayor inmoralidad que la que ejercen desde un puntero político hasta aquellos que ocupan los más altos cargos en la función pública, que utilizar la necesidad ajena para mantenerse en el poder.
Seguir permitiendo esto, argumentando que la prioridad son los pobres y por lo tanto a ellos deben ir los recursos, es mantener en el tiempo la política de buscar el más pobre entre los pobres, de estigmatizar y de dejar siempre por fuera a la mayoría de ellos. Estos métodos focalizados son funcionales al interés de quienes no quieren la libertad del pueblo y requieren, a diferencia de las políticas universales, millones de pesos más por la existencia de intermediarios y clientelismo.
La universalidad de un ingreso para todos los niños y niñas de nuestro país es un derecho: el derecho a alimentarse, a educarse, a acceder a la salud, derecho a constituirse como ciudadanos plenos. ¿Se solucionan todos los problemas? Claramente no, pero sí es un salto cualitativo como sociedad, como lo fue la educación pública o el voto universal. Construir pisos de igualdad y garantizar a través de una red de seguridad social el acceso a la salud, a la educación, a la alimentación, es empezar a construir una sociedad que respeta los derechos constitucionales y garantiza la existencia de hombres y mujeres libres.
Ya pasaron trece años desde que Elisa Carca y Elisa Carrió presentaron el primer proyecto de ingreso ciudadano. En ese momento el 20% de los niños eran pobres, hoy lo son casi la mitad. Miles de vidas se perdieron sin razón. No se puede seguir esperando, nuestros hijos/as gritan en silencio ante el hambre y la desidia; démosles un país donde quieran y puedan vivir.
* Diputada Nacional (CC-ARI)
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