Como jóvenes nos encontramos hoy en una coyuntura histórica, que nos presenta claramente dos espejos en donde mirarnos.
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La administración del entonces presidente Néstor Kirchner (actualmente preside su mujer, Cristina Fernandez de Kirchner), ha hecho de los derechos humanos, uno de los ejes de la gestión de su gobierno, y en más de una ocasión, se ha referido a ellos como lo que lo diferencia de respecto de los gobiernos anteriores.
Ciertamente que su gobierno logro poner en agenda el tema de los derechos humanos, mediante una activa participación y decisión por ejemplo en convertir a la Esma en un museo y en la declaración de nulidad de las leyes de impunidad y esto son meritos que hay que destacar, pero también es característico del entonces presidente de la Nación un estrabismo político que lo lleva a la coptación de las organismos de derechos humanos, y organizaciones sociales, en una búsqueda de apropiarse de ese pasado, para luego construirse un presente a medida.
Es un secreto a voces que esta sobreactuación y lucro que hace el entonces presidente Kirchner, de las políticas de derechos humanos relacionados con los crímenes de lesa humanidad, realizas durante la ultima dictadura militar, tienen en parte que ver con una búsqueda de legitimación como hombre de centro-izquierda, pero también como mecanismo para ocultar un pasado que lo condena
En un investigación pasada, de la revista Noticias, que no ha sido desmentida a la fecha se lo ve “al presidente Néstor Kirchner fotografiado con el general Oscar Guerrero –discípulo de Ramón Camps- y le expresó su apoyo durante la guerra de las Malvinas, en 1982 e Impulsaba el diálogo entre las Fuerzas Armadas y las "fuerzas vivas”.
También se señala en el articulo que en “una solicitada firmada por Kirchner y Cristina Fernández en 1981, se habla de la vigencia del "Estado de Derecho" y se agradece el apoyo del jefe de la Policía y de varios funcionarios provinciales del Proceso.”
Y esto son acciones que repiten en el presente, a un encendido discurso sobre la memoria, la verdad y la justicia, deviene la represión en el pueblo de las Heras, y luego tiempo después frente a un reclamo masivo y popular, encabezado por los docentes de Santa Cruz resuelve Militarizar las ciudades en conflicto. Además de la reciente aprobación de la ley “antiterrorista” y
La Contradicciones entre el discurso y la acción concreta, le devuelve una imagen al gobierno del entonces presidente Néstor Kirchner (que continua su mujer), una imagen que no puede soportar y a la que niega y decide hacer desaparecer. Para ello: Construye otro ficcional(virtual), la derecha rancia, débil y maloliente, buscando re-editar las disputas del pasado reciente, en el contexto actual, las cuales son meramente retóricas como lo indica las pensiones honoríficas entregadas por decreto en el 2004 a represores como “el tigre” Acosta. Finalmente manipulación mediática mediante, en aquellas exortaciones desde el pulpito presidencial, en sus comunicaciones “directas” con el pueblo, y que se inviste del abanderado de los derechos humanos y con ello busca crear una imagen de si mismo que diga que es un gobernante de la igualdad, la transparencia y la justicia.
Si ha tenido tanto éxito esta estrategia de construcción de un pasado y de una personalidad, ha sido en buena medida por la incapacidad de poder pensar los Derechos Humanos en su forma integral y no solo referido a lo que tiene que ver con el derecho a la memoria, la verdad y la justicia sobre lo acontecido en el pasado.
Esta situación quizás obedezca en parte a un complejo proceso psicológico social que tiene que ver con la cristalización de un dolor y un sufrimiento producto de una desgarramiento social que tiene su origen en la violencia, una violencia ejercida con brutalidad y desmesura desde el Estado (desde los acontecimiento represivos de Irigoyen en santa cruz, la ejercida por Perón en de quienes pensaban distinto sean estos, periodistas, intelectuales y partidos como el socialista, hasta los militares que gobernaron buena parte del siglo XX) pero también por parte de una concepción vanguardista de izquierda iluminada, que negó sistemáticamente a todo el que no fuera exactamente igual a el, que mas de una vez dijo que el fin justifica cualquier medio, y que en algunos casos termino pareciendose faltamente a lo que decía combatir. Había también la violencia del silencio (que decían que era salud), del no se, no vi, no escuche, de la indiferencia, del “por algo será”. La violencia de la plaza de mayo llena, vivando a Galtieri, el 2 de abril de 1982, violencia del roban pero hacen, del sálvese quien pueda etc.
Como jóvenes nos encontramos hoy en una coyuntura histórica, que nos presenta claramente dos espejos en donde mirarnos, uno continua el espiral de violencia que dice sos igual a mi, o te aniquilo… el futbolitco “no existís…” nos invita a pensar el presente desde categorías del pasado, de un pasado que nadie asume en su totalidad, y que es sometido permanentemente a su re escritura y saqueo (los lideres autoritarios han gustado siempre de verse así mismos como el devenir natural del desarrollo de las fuerzas sociales y que encuentran en el su realización plena) el otro espejo es el camino de la no violencia, de la verdad y la justicia, que toma como legado de todos aquellos, que realizaron con vocación de servicio, coherencia y compromiso la utopía de un pueblo liberado, para que todos y todas juntos/as escribimos la historia de nuestro presente, sin calco, ni copia, contribuyendo a recomponer lo socialmente violado mediante una transformación cultural, política y económica, que redistribuya igualitariamente la riqueza, el conocimiento y la palabra, para que la violencia de los de arriba que disciplina mediante el miedo, actúa en el silencio y se oculta en la impunidad y el olvido ya nunca mas tenga cabida, ni razón de ser y que esto no suceda no es potestad de un partido, una organización o un sector en particular, si no de una sociedad civil organizada, que recupera la voz para decir, ¡YA BASTA! ¡Construyamos la Paz!
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